Jose Maria Arguedas un famoso escritor y antropólogo peruano intento mostrar el pueblo quechua y mestizo en lengua castellana mediante sus obras ya que en ellas nos mostraba la realidad del indígena sus tradiciones, costumbres, etc. Como bien sabemos Arguedas vivio por muchos años con los indígenas ya que gracias a los castigos de su madrastra el tenia que irse a la cocina con los indios, pero el los quería como su familia ya que su madrastra no le daba ese cariño ni ese amor que el necesitaba al contrario ella lo maltraba mucho y lo explotaba, cuando su padre regreso de sus viajes y se lo llevo a varias partes del peru pudo conocer mas de la diversidad de este y quedo fascinada por las inmensas riquezas que tenia nuestro país es por eso que en sus obras resalta mucho la diversidad cultural de nuestro país y la realidad del indio para que asi no lo menospreciemos ni nos sintamos menos por ser cholos porque eso es lo que realmente somos y deberíamos estar orgullosos de serlos, es por eso que ahora les mostrare el mensaje pluricultural de la obra de Arguedas para que asi podamos valorar sus obras y lo que expresaba en ellas
Arguedas nos dejo muy en claro que en nuestro pais el quechua es una lengua que se ha dejado de lado, y por encima de todas se encuentra el español, por eso para Arguedas lo ideal hubiese sido que se digan las cosas en lengua amerindia la cual ha sido minorizada por nosotros mismos pero a la vez era consciente de que eso no podía ser así por lo mismo que el “poder lingüístico” lo tiene el español, entonces su fin fue buscar la expresión en español pero que a su vez tenga como base el quechua. Es así como Arguedas pone de manifiesto en su obra “Agua” a un mestizo que por necesidad aprende a la fuerzas el castellano, ya que no encontraba otra salida. En Los ríos profundos, de 1958, propone la dimensión autobiográfica como clave interpretativa. En esta obra se nos muestra la formación de su protagonista, Ernesto (que recobra el nombre del niño protagonista de algunos de los relatos de Agua), a través de una serie de pruebas decisivas. Su encuentro con la ciudad de Cuzco, la vida en un colegio, su participación en la revuelta de las mujeres indígenas por la sal y el descubrimiento angustioso del sexo son algunas de las etapas a través de las cuales Ernesto define su visión del mundo. El mundo de los indios asume cada vez más connotaciones míticas, erigiéndose como un antídoto contra la brutalidad que tienen las relaciones humanas entre los blancos.
Los ríos profundos es la representación de las venas de la tierra, es el elemento de unión entre culturas; y profundos, lo profundo es lo hondo, lo más alejado, lo puro, en ese sentido los rios profundos representaría a la sangre que baja de la sierra de aquel mundo olvidado por que nosotros lo creemos lejano o talvez porque nos lo hacen creer, ese mundo es el mundo de nuestra raza indígena. Para muchos Los ríos profundos es para muchos la síntesis más perfecta del mundo andino y el español. Su autor, el escritor y antropólogo peruano José María Arguedas, concibe toda su literatura alrededor de un proyecto: un país dividido entre dos culturas que deben integrarse en una relación armónica de carácter mestizo. Y resulta ser en esta obra, Los ríos profundos, donde mejor se plasman los grandes dilemas, angustias y esperanzas que ese proyecto plantea. Se trata de una novela de formación articulada sobre dos pilares estructurales de dilatada tradición literaria, como son, por un lado el motivo del viaje y por el otro el del héroe adolescente que protagoniza el tránsito de la infancia a la edad adulta. Ambos motivos son de fácil rastreo a lo largo de la literatura, tanto aislados como combinados, arrancados, desde la Biblia y la épica clásica, pasando por la picaresca hasta llegar a la literatura del siglo XX. El viaje de Ernesto, el protagonista de la novela, pasa por tres etapas. La corta estancia en Cuzco conforma la primera etapa del viaje iniciático de Ernesto; Cuzco es ciudad sagrada y centro del mundo en el que se unen cielo y tierra. La segunda etapa es el largo peregrinar del protagonista siguiendo los pasos de su padre por toda la geografía del Perú. La estancia en Abancay constituye la tercera parte del viaje del protagonista; Abancay romperá la idea del orden natural que Ernesto había aprendido con los indios, porque en esa ciudad aparecerá materializado el mal. La última etapa del viaje de Ernesto consiste en la vuelta a emprender el camino que lo integra con las sierras, los ríos y el pasado, pues ese será, paradójicamente, su futuro. Son dos los narradores que relatan los diferentes capítulos de la novela. Uno es el mismo protagonista que narra su historia interior, y el otro es el narrador que narra la historia global. Pero se trata de un narrador no del todo omnisciente, de una omnisciencia restringida que no cuenta más allá de lo que podría saber Ernesto. Se ha vuelto común en la bibliografía señalar deficiencias en la organización de Los ríos profundos, inclusive entre aquellos que enaltecen su esplendor estético y la consideran la mejor novela de Arguedas. Pero lo cierto es que lo que menos le falta a esta novela es una estructura definida, ya que no sólo dispone de una, sino de dos. Paralelo al deambular por el Perú y al proceso de formación de Ernesto, se halla un sistema de planos que, a veces interpuestos entre ellos, dan la clave al verdadero significado de la novela.
Él trata de alguna manera dar a conocer a los demás que así como hay grandes libros que están escritos en español, se puede dar en la lengua quechua, que ya no la sigamos viendo como algo raro pues al fin y al cabo es nuestro idioma base empleado por nuestros antecesores, los incas. Y ahora algunos hasta vergüenza sienten de él, pero todo ha sido culpa de nosotros, ya que perteneciendo a una misma nación hay discriminación entre nosotros mismos. Por ejemplo, si viene una persona de la sierra a la costa nos burlamos de su forma de hablar o por su manera de vestir, ya que los costeños se creen los superiores y los que saben más que esos “cholitos” como algunos los llaman, cuando en realidad ellos son los ignorantes al no saber que pronuncian palabras erróneas y que para ellos está bien pero que en realidad no es así. Uno hasta podría dejar pasar que una persona extranjera discrimine a alguien de nuestro país y que sea quechua hablante, pero entre nosotros mismos me parece que es algo absurdo, pues en vez de que haya una unión entre los miembros de un mismo país, hay una mayor distancia entre los integrantes que conforman las tres regiones peruanas. Si seguimos así, nunca habrá un progreso en nuestro país y aún así nos seguimos quejando de que porqué todo el tiempo seguimos en la misma situación, pues la respuesta está delante de nosotros mismos. Si bien es cierto, nosotros no somos los principales autores que hayan ocasionado que dejemos de lado nuestra lengua materna porque fue con la llegada de los españoles quienes vinieron a imponer su idioma, y si no era por las buenas, entonces por las malas. Felizmente, si hubo personas que a pesar de todo eso, siguieron usando a escondidas de ellos nuestro idioma original porque si eso no hubiese sucedido hoy en día el quechua estaría extinto. Por otro lado, si continuamos con esa actitud arrogante de burlarnos del quechua o cualquier otro idioma que haya en el Perú que sea diferente del español, con el pasar del tiempo esas personas van a querer aprender a la fuerza el español porque no les queda de otra, hasta que realmente las otras lenguas lleguen a su fin.
Debido a que el quechua es un idioma prácticamente ignorado por los peruanos, Arguedas quiso manifestar a través del español la cultura indígena y los pensamientos de sus pobladores, para ello también Arguedas empleó palabras en quechua.
Él en sus obras no busca necesariamente el uso de un estilo formal y estético, sino que por encima de eso busca destrozar esos muros que han mantenido oprimidos a los indígenas por tanto tiempo. Es así como Arguedas lucha por la preservación de la pluriculturalidad y multilingüismo en el Perú empleando en sus obras las dos lenguas de las cuales él tiene conocimiento y que no busca imponer una encima de la otra, sino que trata de que éstas traten de complementarse, pues si bien son lenguas distintas, ambas muestran una sola sensibilidad, la del peruano.
A lo largo de toda la carrera literaria de José María Arguedas, él recogió fuentes orales indígenas como cantos, mitos, cuentos populares, etc, para ponerlas de manifiesto a través de los géneros occidentales como la novela, el cuento y el ensayo. Sus textos están caracterizados por la presencia de lenguas y culturas. A éste gran hombre se le considera como un traductor cultural, pues si bien trabajo con la diversidad de culturas que hay en nuestro país, en ningún momento trato de que una esté por encima de la otra, sino que de alguna forma traten de ser similares al ser traducidas a una de ellas. Es precisamente esa naturaleza bilingüe y multicultural de Arguedas lo que lo lleva y lo legitima como traductor cultural, lo que da muchas probabilidades de que sea éste el camino para salvar esa distancia grande que separa a las lenguas y culturas contrapuestas entre sí mismas.
José María optó por esa traducción, debido a que mediante ella pudo representar la lucha de los indígenas y mestizos por ser escuchados y que oigan sus protestas esos hombres que solo se ocupan y preocupan por la modernización de su país. A la vez emplea sus propias vivencias como un pequeño puentecillo que permita unir el mundo quechua y español, y si no los puede unir del todo al menos que no permita su rompimiento.
El mensaje de Arguedas era uno solo: el proyecto de su vida y de su obra en uno solo. Lo primero que deseaba era la reivindicación de la cultura quechua que por tanto tiempo había sido aislada de las demás, y como segundo punto quería que haya un diálogo entre los distintos “Perús” que habitan un mismo Perú, especialmente entre los de la clase criolla y la indígena, ya que entre ellos siempre ha habido una serie de acontecimientos que los ha mantenido distanciados, pues siempre la clase criolla estuvo por encima de la indígena a los cuáles los utilizaba para que les sirvieron a ellos, es decir como empleados, a la vez que los indígenas recibían constante maltrato por parte de ellos, no los consideraban en nada, si gobernaban era en beneficio de ellos mismos y no de las clases pobres y bajas, se aprovechaban de ellos, los ignoraban, no los escuchaban, no lo consideraban como seres humanos sino como bestias que no sienten ni piensan, durante todos esos años de la historia peruana podemos evidenciar esas cosas, pues es raro que algún se haya preocupado por brindarle una mejor calidad de vida a los de la clase pobre, pues solo escuchaba las necesidades de la clase a la cual pertenecía, y sin querer ese hecho hizo que haya un mayor resentimiento de los indígenas por esas clases, creo que como cualquier persona tenían derecho a hacerse escuchar y que les recuerden que el Perú no solo es la costa, o Lima como casi siempre ha sido, sino que es la costa, la sierra y la selva que juntos forman este gran país, y si bien hay un gobierno que representa al pueblo, pues que realmente represente a todos y no a determinado sector social nada más. Ello también hizo que haya una amplia distancia entre dichas clases sociales.
Lo que Arguedas desea no es obligatoriamente que ambas clases vengan y se den un enorme abrazo y olviden sus rivalidades, porque eso no va a suceder, pues algo que caracteriza a los peruanos es que somos bien resentidos, no olvidamos fácilmente lo que anteriormente sucedió o nos hicieron, sino veamos nomás como nos comportamos con nuestros hermanos de Chile, si bien anteriormente hubo una fuerte rivalidad entre dichas naciones, lo pasado ya pasó y vivimos una época nueva donde debemos aprender a perdonar. José María Arguedas anhela que ambas clases sociales al menos mantengan el debido respeto el uno por el otro.
Algo así sucede con las diversas lenguas y culturas que hay en nuestro país, tal vez siempre velaron por ver quien se mantenía por encima de las demás, y eso fue un gravísimo error. Es que no se dan cuenta que juntos podemos ser más fuertes aún. Vivimos en una nación donde no solo predomina una sola cosa, sino que tenemos gran diversidad que ya quisieran otras naciones poseer, y nosotros que la tenemos no sabemos cuidarla, ni valorarla, ni conservarla. Debemos querer lo que tenemos en el Perú, si pensamos que unos son mejores que otro no vamos a llegar a ningún lado, pensemos que sin la existencia de una cultura o una lengua, el Perú simplemente no sería Perú.
Sabemos que José María Arguedas era una persona mestiza, que vivió en dos mundos diferentes, pero siempre le dio mayor interés al mundo andino debido a que era el más desvalorizado. Sus obras narrativas serían una apuesta por el diálogo como ya lo mencioné anteriormente, planteando directa o indirectamente el rol del indígena en aquella época que el mismo Arguedas vivió.
Ese interés de Arguedas por los indigenas nació desde que era muy pequeño, ya que estuvo bajo el cuidado de personas indígenas de la casa de su madrastra, y fueron ellos quienes le enseñaron la lengua, la música y las leyendas quechuas. Tal vez pensemos que la música no tiene nada de importancia en todo esto; pero nos equivocamos porque para Arguedas la música le sirvió de mucho debido a que mantuvo entrelazo aquello que estaba a punto o ya se encontraba desarticulado. También los sirvientes le enseñaron ese enorme amor por los Andes. Pero todo eso se acrecentó aún más cuando ya mayor empezó a viajar con sus padres y sus amigos por el interior del Perú, recogiendo y estudiando el folklore andino.
Arguedas le agradece a su madrastra los castigos que le daba porque lo mandaba a la cocina, y ahí aprendió a vivir y amar a los indígenas.
Hubo una época en que se dio el indigenismo, donde muchos autores colocaron al indígena como personaje central de sus obras, donde daban a conocer la “realidad” que vivían. Pero todo eso se ocasionó debido al levantamiento de los indígenas y la gente empezó a tenerle miedo. Es así como surge esa corriente.
También podemos a encontrar a Mariátegui que tomó algunas ideas de Manuel Gonzáles Prada y su discurso en el Politeama, donde dijo una gran verdad, el de la clase alta no es el que conforma el Perú, tampoco es el de la clase media, mucho menos los extranjeros el Perú lo conforma la gran masa de la clase indígena que por tantos años ha recibido constante maltrato por parte de los otros sectores sociales, y quien no ha dicho que esos sectores también no puede recibir el maltrato de los extranjeros.
Por otro lado le dieron un mayor realce al indígena, y Arguedas tomó las ideas de Mariátegui. Sin embargo, cuando Arguedas se enteró de lo que ocurría se molestó debido a que nos estaban presentando una imagen irreal del indígena, y él dijo que daría a conocer a las personas lo que realmente vive el hombre andino, sin ninguna mentira ni falsedad, todo con veracidad.
Ahí nos damos cuenta como otros escritores si bien colocaban la imagen del indígena dentro de sus obras como el principal, transformaban totalmente la forma de vida que llevaban. Está bien que el cuento narre cosas que no son del todo reales, pero en esa época se supone que manifestaban la condición en la que vivía el hombre andino para que la gente tenga una visión del ritmo de vida que llevaba, la explotación que recibían, el maltrato de los que eran víctimas, entre otras cosas que la gente, no toda, desconocía.
En su obra Arguedas hace un juego con el castellano y el quechua, ya que emplea ambas lenguas como parte de un diálogo. Eso lo podemos notar en su obra “Ríos profundos” donde el personaje principal dialoga con un muro incaico y habla en castellano pero también introduce algunas frases en quechua. Que bonito sería que en estos días utilicen esa estrategia también, cosa que nos permitiría tener más conocimiento sobre ese idioma. Cuantos hubiesen querido pertenecer a una gran civilización como la que nosotros tenemos, donde prácticamente todo era perfecto. Ya quisiera haber tenido la dicha de tener una historia como la nuestra, de tener la diversidad que solo nosotros tenemos en el mundo entero, diversidad que ninguna otra potencia mundial tiene y que anhela tener.
Y aún así nos avergüenza, al contrario, debemos agradecer la raza de la que venimos, la cultura que nos dejaron, sus costumbres que hasta el día de hoy permanece, sus lenguas, una que otra tradición, sus leyendas tan maravillosas, sus hazañas, algunas virtudes, etc. Arguedas un tiempo dijo algo muy cierto: si se habla todo en castellano, no decimos absolutamente nada de nuestro mundo interior porque el mestizo aún no ha logrado dominar el castellano como su idioma, y si se escribe en quechua se estaría haciendo literatura estrecha y condenada con muchas probabilidades al olvido. Y más aún en estos tiempos donde todo ha cambiado, y bueno fuera que cambie para positivo; sino todo lo contrario. Creo que eso es uno de los fines por lo cual han dejado este trabajo: que la comunidad peruana de hoy tome conciencia.
José María, poseía un estilo antiguo y su obra trata de implicar lo poético, con lo social y cultural, proponiendo nuevos enfoques en una nación donde hay mucha diversidad pero a la vez hay hostilidades y discriminaciones entre unos y otros. Tal vez el mestizaje para Arguedas estuvo por encima de todo porque buscaba que haya una igualdad entre todas las personas del Perú, y no que haya esa desigualdad que hasta nuestros días permanece donde unos salen más beneficiados que otros a raíz del sacrificio de la mayoría.
“He sentido que no sirvo para nada”, escribió Arguedas en uno de sus diarios luego de haber sido fustigado por la crítica por su novela Todas las sangres. Que esta obra no haya sido entendida como él hubiera esperado lo llevó a sentir que sus esfuerzos por reflejar el Perú fueron inútiles. Sin embargo, para hablar sobre nuestra diversidad cultural solemos decir que somos un país de ‘todas las sangres’ y el propio Mario Vargas Llosa quien escribió un ensayo no muy elogioso sobre su obra usó la expresión en su discurso de aceptación del Nobel.
Lo que hoy en día Arguedas nos deja es algo que debemos valorarlo mucho. Ese problema no lo hemos resuelto hasta el día de hoy, y tampoco sabemos si podremos hacerlo. Ese encuentro entre lo hispano y lo indígena, lo viejo y lo nuevo. En realidad, el problema es que está en nosotros el deber de resolverlo.
Podemos decir que Arguedas es el Guamán Poma de Ayala de ese entonces, que termina traduciendo y recreando el quechua y el español. Su obra crea sus propios precursores y define un modelo de novela transcultural. La atención que da Arguedas al detalle etnológico fue bastante intensa, su entendimiento y comprensión de las variaciones entre la gente andina fueron profundos.
Si bien es cierto que por aquellas épocas de desarrolló una rivalidad entre los escritores costeños y serranos, defendiendo lo hispano e indígena respectivamente, Arguedas no perteneció a ninguno de los dos extremos ya que el se encuentra posicionado entre ambos mandos, debido a que siempre estuvo al tanto del desarrollo de éstas dos grandes culturas: la occidental y la indígena. A consecuencia de los traumas que vivió durante su infancia y decepcionado del nivel político del Perú, intento suicidarse una primera vez y fallo; pero luego vuelve a intentarlo pegándose un tiro en la cabeza, falleciendo así cuatro días después.
Para finalizar podemos decir que José María Arguedas fue uno de los escritores andinos más importantes de América ya que siempre mantuvo por delante su humildad y el gran cariño que tubo hacia los indígenas, a pesar de ser un hombre que ah sufrido mucho durante su infancia pudo dejarnos muchas joyas literarias en sus obras como la de “Todas las Sangres”, “el zorro de arriba y el zorro de abajo”, “yawar fiesta”, “ríos profundos”, etc. Por encima de que haya sido profesor, escritor, poeta, narrador, ensayista, viajero, antropólogo quiso dejar como legado el mismo mensaje: la reivindicación de la cultura andina o quechua, y que como buen mestizo que era, se pueda dar la articulación entre esos dos mundos que habían en su país el hispano en unión al criollo contra el de origen indígena. Ahora está en nosotros que ese sueño de Arguedas se pueda cumplir.